lunes, 30 de julio de 2012

Cuando ves que das, que te esfuerzas que construyes algo, que sabes que es fruto de un gran trabajo y lo dejas. Lo dejas a otra persona en la que crees que puedes confiar pero en verdad... no, y se apodera de lo tuyo, de tu trabajo, de tu esfuerzo, de horas y horas delante del espejo... eso no se puede robar así.

Pero también es entonces cuando te das realmente cuenta que te haces mayor y que todo lo que un días fuiste ya no lo serás mas porque te estas convirtiendo en otra persona. Otra persona que no sabes si realmente quieres ser... recuerdas tiempos mejores, felices, felices.... Tiempos donde realmente hacías cuanto querías, podías y soñabas... Todo se va, todo se evapora y creces. Se pierde la chispa de la juventud y con 24 años te sientes como con 37 ya sin posibilidad de vivir eso que antes viviste. De sentirte responsable de tu vida, de ver que tus preocupaciones cambian y tienes que lidiar con ellas... De ver que a partir de ahora ya no volverás a  ser esta niña esa chica , esa chica joven delgada y guapa que se comia el mundo-
Piensas. miras, recuerdas y te entristeces, que mas te queda?

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